Capítulo 8 Entrevista a Christian Alvarez Alarcón, Seremi de Agricultura, ingeniero agrónomo, especializado en hortalizas y flores en la Universidad Católica de Valparaíso, lleva 23 años trabajando en el mundo rural, especialmente en Choapa, en labores como coordinador técnico del programa de transferencia tecnológica de agricultores y hortaliceros, jefe provincial de área de INDAP en Illapel, consultor, entre otras.
A: ¿qué es para usted el agua?
C: Bueno para nosotros el agua es muchas cosas, todas las actividades, no solo las agrícolas, dependen fundamentalmente del agua, tanto para consumo humano, uso agropecuario y conservación de los ecosistemas propios que están presentes en el mundo rural. Se vio por ejemplo este año, cuando cayeron las precipitaciones que fueron bastante auspiciosas, cómo cambio el estado de ánimo y sociológicamente el mundo rural, con la presencia de lluvias.
A: Pareciera que siempre es así, estamos en la pitilla, llueve y se nos olvida la crisis hídrica…
C: yo creo que en esta oportunidad no es así, la gente del mundo rural ha pasado tanto, que tiene muy clara la crisis, no así en las ciudades, de hecho Ovalle estuvo a punto de quedarse sin agua para el consumo humano de forma permanente en el mes de mayo, lo que hubiese significado una situación muy compleja, administrar una crisis humanitaria para una población de 140 mil personas.
A: Durante más de 40 años el agua ha sido destinada fundamentalmente para la productividad, regulada por el mercado, antes era un elemento destinado a la vida y regulado por el Estado ¿está de acuerdo usted con esta mirada?
C: No, de hecho, en el proceso constituyente, si bien no estaba de acuerdo con todos los planteamientos de la primera propuesta constitucional (creo que algunas eran demasiado radicales) pero lo que tenía que ver con la administración del recurso hídrico planteaba algunas luces en ese sentido, no obstante, y estando en un cargo de esta naturaleza, lo que me corresponde a mí es hacer valer lo que la ley señala, que es el Código de Aguas.
A: Hemos tenido aquí conversaciones con gente de las comunidades agrícolas, crianceros, organizaciones de chacras comunitarias, y todos han estado de acuerdo con que existe agua, pero el problema es de la distribución… ¿qué opina usted de eso?
C: Yo creo que hace como 15 años atrás ellos tenían razón, pero hoy, efectivamente el agua no alcanza para todos, o sea en el balance hídrico que uno puede tener, el agua no es suficiente, por eso estamos empecinados como gobierno en la búsqueda de nuevas fuentes de agua, de tal forma de asegurar el agua para el mundo rural, pero también para las ciudades.
A: ¿Cómo cuáles?
C: La principal es la desalinización, es la base fundamental porque entrega seguridad hídrica en forma permanente. Hay que complementarla con la exploración de fuentes de agua subterránea, que tenemos los estudios realizados para el Limarí por el Prommra, por el Ceaza, y además, avanzar en el reuso de aguas grises y el buen uso de las aguas lluvias, entendiendo que cada vez serán más escasas y más irregulares, y ahí desde la agroforestería y la captura de aguas lluvias, que hay programas a nivel regional, pero creemos que tienen que transformarse en una política más permanente.
A: ¿Hay pocos proyectos de esta naturaleza?
C: No es solo la cantidad, todo esto nuevo, entonces hay que aclarar cómo se administran este tipo de recursos bajo el código de aguas. Para el reuso de aguas grises, quién es el dueño o quien administra y es necesario que los aspectos administrativos queden claros antes de implementar las técnicas. El agua desalinizada, quien es el dueño, cómo se administra, cómo somos capaces de tener un sistema para que esa agua llegue a un precio razonable a cada uno de los distintos beneficiarios, estos aspectos son a mi juicio más importantes que la ingeniería, en la distribución encontramos los grandes desafíos como región.
Hace poco ingresó formalmente el estudio de la desaladora de el Panul al proceso de evaluación ambiental y lo que se está discutiendo hoy es cuáles son los servicios públicos involucrados en la evaluación de este proyecto, porque esta escala es nueva en la región, hay desaladoras pequeñas funcionando, algunas con buenos y otras con malos resultados, sobre todo relacionados con la mantención. Hay voluntad política, la idea, solo eso por ahora, de una planta también para Ovalle, que debería producir 600 litros por segundo, la mitad del Panul, pero como digo el desafío no es solo ambiental, nosotros fuimos a ver proyectos en Atacama, y está todo bien regulado, cuando se cumple con la normativa, funciona bien, es lo mismo que en el tema minero, con los incumplimientos está el problema. Y aquí hay un bien mayor, nosotros necesitamos darles agua a las personas, la demanda hídrica es cada vez mayor y la oferta es cada vez menor, independiente de estas lluvias coyunturales, nosotros estamos transitando un proceso de cambio climático, vamos derechito a un proceso de desertificación de la región, que en tiempos humanos es irreversible. Y esto, por primera vez, está impulsado por el comportamiento humano, antes ha habido procesos de esta naturaleza, pero han sido naturales. Por eso tomamos la decisión política como gobierno de que la desalinización es el eje vertebral de la seguridad hídrica para la región de Coquimbo, tanto para el consumo humano como para la agricultura, porque el 70% del empleo en la provincia del Limarí depende de la agricultura, y sería un desastre para la economía provincial, no tenemos cómo reemplazar esa actividad, mucha de la gente del mundo rural son mayores de 55 años, no se van a reconvertir a otra forma laboral.
A: Y si llega al punto de que deje de llover y no esté la desaladora ¿cuáles son los planes de emergencia o contingencia?
C: Eso no debiera ocurrir, pero por lo menos desde el punto de vista agrícola ya tenemos levantada una batería de pozos que debiéramos construir en la cuenca del Limari, es una iniciativa de mitigación, no alcanzaría a cubrir la demanda, pero permitiría mantener los cultivos en los niveles mínimos.
Lo mismo para el agua potable, aplicado por el MOP. También está el bombardeo de nubes, a mí me tocó facilitar la obtención de permisos de la DGA, el SAG y la Seremi de salud porque se utilizan productos químicos. De momento estamos en un proceso de evaluación, INIA y Ciren son la contraparte pública de la Junta de Vigilancia de Elqui, si el resultado es consistente y se justifica económicamente, como gobierno podríamos sumarnos a este proceso, porque sin datos no podemos respaldar la inversión pública.
A: ¿Cómo evalúa usted las ayudas a la pequeña agricultura?
C: Más que ayuda a mí me gusta hablar de fomento. Hemos entregado ayuda de emergencia, en Monte Patria, en Choapa, y no siempre por sequía, sino por heladas, por baja producción por altas temperaturas en invierno, para comprar insumos, pagar manos de obra, etc., de entre 500 mil y 3 millones de pesos. Ahora a través de CNR e INDAP, nuestro foco es el riego, porque el MOP busca nuevas formas de abastecimiento, pero Agricultura debe hacer el riego lo más eficiente posible, Los frutícolas, donde hay grandes medianos y chicos, tienen el 95% de la superficie tecnificada. Capel, que agrupa a productores pequeños de 3, 5 hectáreas promedio, tienen un 70% de riego tecnificado, la pequeña agricultura hortalicera y el riego de pastura artificial para crianceros, el 100%, porque no basta con buscar nuevas fuentes, sino que hay que garantizar la eficiencia.
A: Con respecto a las especies que se cultivan, ¿hay alguna innovación en especies que sean más resistentes al cambio climático?
C: No hay investigaciones consistentes, las tunas, olivos en forma natural requieren menos agua. El cerezo es interesante, tiene alta rentabilidad, bota las hojas así es que necesita menos agua y se adapta a la zona baja de Ovalle. Un agricultor de media hectárea de cerezos perfectamente puede vivir. En el catastro frutícola 2024, la superficie de la región ha disminuido en un 18%, y en la provincia un 16%, hoy tenemos aprox 22.200 hectáreas de frutales, lo que más disminuyó fue la uva de mesa, los paltos y nogales. El que tiene mayor superficie son los cítricos, principalmente mandarinos, 5.400 hectáreas en la región. Y luego la uva de mesa con 5.100 aprox. Con la uva de mesa, pasó que hace 10, 15 años, por una reconversión de mercado, se dejó atrás las variedades clásicas de la provincia, y se optó por variedades que tienen monopolio, entonces compras la planta y luego tienes que pagar un royalty, una patente, cada año, por varios años y eso sumado a la sequía y el aumento del costo de la mano de obra (en la uva un 40% se va en mano de obra), dificultó el rubro. También en hortalizas a través del INIA estamos trabajando en la incorporación de la hidroponía de hortalizas de hoja, el modelo económico da, hay muchos invernaderos en la región con hortalizas hidropónicas de raíz flotante. Sobre cultivos no tradicionales, se está evaluando, pero es riesgoso embarcarse en eso, porque el agricultor tiene que vivir de eso, entonces la quinoa, por ejemplo tiene alta adaptabilidad a la condición de secano y todos los aminoácidos que necesita el ser humano, hay experiencias, pero no fueron tan consistentes, el Ceaza, Agricultura, Prodesal, probaron, pero falló la comercialización que se tomó muy a la ligera, faltó una planta y saber a quien venderle, porque ese es un cultivo que tiene proyecciones de élite, lo consumen personas que le dan valorización a la seguridad alimentaria, que es muy poca gente, generalmente son personas de clase media, media alta que relacionan alimento con salud y pueden invertir en ese tipo de alimentación.
A: es más cara que un kilo de arroz, pero tiene mucho valor nutritivo…
C: Claro. Si logramos meterlo en las dietas de la JUNAEB, sería espectacular, somos muy tradicionales, por ejemplo, el aceite de oliva, hace 20 años atrás, hubo una fuerte resistencia que se ha ido superando y ahora lo recomiendan para disminuir el colesterol y para tratar enfermedades cardíacas. La región produce bastante, y se exporta a Europa, Uruguay, ahora Argentina. Otro cultivo con valor nutricional importante, son las nueces, tienen una condición muy similar al aceite de oliva y tiene como 6 veces más calcio que la leche. Según el INIA requieren 6 mil metros cúbicos de agua por hectárea versus los paltos que requieren de 10 mil a 12 mil, pero bajó su demanda en Europa, que consume 4 o 5 veces más nueces que nosotros, porque la guerra de Ucrania repercutió en que la gente se dispusiera a ahorrar, sobre todo por la subida del gas, combustible clave para el invierno y dejaran de consumir productos de lujo, bajando el consumo de nueces, aun el precio es rentable, pero el agricultor piensa en el precio de boom, que ya pasó.
A: ¿Cuál ha sido el sector más afectado por la escasez hídrica en la región?
C: Por lejos, el secano, las comunidades agrícolas, los crianceros, cerca de un 80% depende de las praderas naturales, hay un 20% que está semiestabulado, una parte en corral y otra en la pradera, y que van reduciendo las cabezas de ganado, pero ahí hay un tema. Ahora como llovió mucho, 200 ml, que es mucho para el Limarí, hay más pasto, más queso, pero menos precio, y hay muchos abusos de la intermediación, pero ha sido muy difícil hacer esfuerzos de comercialización colectivo, el criancero es individualista Pero hay dos esfuerzos muy significativos de cooperativas en Choapa, uno es Transumantes, 40 personas que comercializan y venden a 12 mil el kilo y negocian por volumen y saben esperar a que el precio suba cuando disminuye la oferta. En Canela, otra cooperativa está trabajando la carne. Es necesario que esos procesos en Limarí se produzcan, porque es la única forma de regular el precio en un sistema de libre mercado. Corfo, Sercotec pueden aportar en eso, pero no funciona por obligación, tiene que haber convicción.
También hay que hacer masivos los programas de Manejo Sustentable de la Tierra que hoy opera Conaf, o los programas de agroforestería de Infor, que básicamente consisten en capturar aguas lluvias, almacenarla con distintas técnicas en quebradas de las comunidades agrícolas, y desarrollar una agroforestería que permita mantener la apicultura y la reforestación con nativo. Esto debería hacerse política pública, pero con corresponsabilidad. A mí me ha pasado que empezamos proyectos de agroforestería y después meten las cabras sin ningún control y se echa a perder todo el trabajo realizado.
A: ¿Hay algún punto que usted sienta que está más débil de la política pública en este tema?
C: Yo creo que es necesario una gran conversación en esta región y ponerse de acuerdo, definir vocaciones territoriales, y ahí las Mesas Estratégicas mandatadas por ley a la DGA, es lo más cercano a eso, porque los consejos de cuenca fracasaron porque no tenían sostén jurídico. Y ahora toca ver en conjunto, mirando los balances hídricos, cuánto y qué se puede plantar para no cometer los mismos errores de antes, ni volver a procesos de salvataje que no son efectivos, es solamente la planificación a mediano plazo la que nos puede ayudar a enfrentar esta crisis climática que tenemos en la región. Yo me reúno con distintos tipos de mundos agrícolas, crianceros, consejo campesino, mesas rurales, exportadores, y de a poco se van acercando, yo creo que lo peor es la confrontación y la caricatura, hay que tomar en conjunto decisiones de política pública. En Monte Patria, la mesa rural ha logrado sentar a los exportadores con los habitantes y agricultores, para resolver el tema de los plaguicidas, y se han logrado cosas, la Seremi de Salud hizo un estudio, tenemos datos concretos, el SAG ha hecho lo propio, el INIA está intentando mostrar una agricultura un poco más resiliente, hay un trabajo, y de repente en la reuniones hay opiniones bruscas al principio, pero de a poco se han ido centrando, no va a ser fácil, pero yo insisto, si esta región no se pone de acuerdo, no vamos a sobrevivir desde el punto de vista climático, vamos a tener una crisis grave y severa como la que estuvimos a punto de vivir en Ovalle hace 4 meses.