m
Recent Posts
HomeBusinessESPACIO 100: CAFETERÍA VEGANA, CENTRO DE YOGA Y SANACIÓN ESPIRITUAL, MÓNICA DE LA CERDA.

ESPACIO 100: CAFETERÍA VEGANA, CENTRO DE YOGA Y SANACIÓN ESPIRITUAL, MÓNICA DE LA CERDA.

AVENIDA LAURA PIZARRO N° 1635  VILLA EL PORTAL, OVALLE, FONO: +569 8458 3016

Testimonios y entrevistas a emprendedores comprometidos con el desarrollo de su negocio y de la provincia. “En la Ruta del emprendimiento”  Espacio “Financiado por FFMCS 2023”.

La primera impresión que produce ESPACIO 100 es la de ser una cafetería vegana y gourmet.  Sin embargo, tal como nos lo precisa su propietaria, la chef MÓNICA DE LA CERDA, es más bien un espacio de bienestar. Allí, además de productos veganos, dulces y salados, se realizan clases de yoga y es un espacio de sanación. Incluso es un centro abierto a distintas personas que realizan charlas, talleres de variadas disciplinas: imanes, salud espiritual entre otras. En lo referido a alimentación, además de los veganos, también tienen algunos productos, cositas tradicionales. La idea, nos dice Mónica, sería tener todo vegano y vegetariano, pero nos ha costado. Hay que pagar las cuentas. Y si bien el segmento vegano-vegetariano aún es minoritario, es creciente el número de personas que se incorporan. Incluso desde la perspectiva médica, hoy se dan casos de enfermos que son intolerantes a la lactosa y forzosamente vienen a parar acá; otros, con el azúcar y necesitan alimentos libres de ella, otras no pueden comer gluten. Y nosotros en Espacio 100 tenemos nutrición adecuada para todas esas personas. Por todo ello, creemos que calza muy bien definir nuestro recinto como un espacio de bienestar.

Espacio 100 lleva en el lugar alrededor cuatro años. Abrimos como en los tiempos del estallido social y la pandemia. Aunque dice que ella partió un poco antes como Escuela de Cocina. Me gané un par de proyectos e inicié como escuela, pero no vegana sino tradicional. Y el cómo llega a este punto es una larga historia que trataremos de resumir de manera integral: Mónica nos dice que ella estudio tardíamente, que llegó desde Santiago a Ovalle, e inició su formación como chef a los 40 años, en el Culinary, en Santiago, la escuela más cara de Chile en gastronomía. Y era tan caro que yo pedí una beca, señala. Y la pedí porque no podía pagarla. Mi sueño cuando salí del colegio era estudiar cocina. Y en Culinary me dieron la opción de media beca. Yo tenía 40 años y tres niños. Estudié modalidad nocturna, en La Dehesa. Y debía atravesar como tres comunas para llegar a estudiar cocina.

Pero antes, refiere Mónica, yo entré en el mundo espiritual, estudiando ya formalmente una carrera espiritual, para algún día dedicarme a esto que estoy haciendo ahora que son las terapias, la sanación. Reconoce que la sanación es un concepto muy amplio. Ella señala que partió en una escuela de espiritualismo, que la sede está en Buenos Aires y con sucursales en varios puntos de Sudamérica. El concepto de espiritualismo no tiene nada que ver con el hecho de “contactos con el más allá”. No, nada de eso. Acá podríamos hablar de una escuela de filosofía espiritual. Los primeros años uno parte conociéndose a sí mismo, los valores respecto de cómo vivir aquí y en Júpiter, porque hay valores que son universales. Yo partí en una época en donde no se conocían y menos se usaban estas palabras, que ahora todo el mundo habla: prana, de chakras, de energías y vibraciones, de metafísica. En esa época fui tachada de bruja, de rara. Pero yo sentía que mi vida giraba en torno a eso. Cuando niña, yo me miraba las manos. Y me decía que yo sé que puedo sanar pero no sé cómo hacerlo. Yo era muy Mariana, de colegio de monjas, no me perdía la semana santa, no me perdía misa. Era muy devota, muy de la virgen, muy de Jesús. Pero la iglesia católica y ninguna iglesia me daban respuesta a cosas espirituales que yo me preguntaba, muchas preguntas sin respuesta. O se me decía que esos eran dogmas de fe y había que creerlos porque era así. Y cuando entré a mi escuela espiritual, que fue tras un hecho traumático que yo viví, sentí que había llegado a mi casa, a mi casa del alma. Allí estaban todas las respuestas que yo había buscado. Recuerdo que la primera lección fue explicando lo que era ser un instrumento del Cristo. El Cristo no como Cristo Jesús, este Cristo de la iglesia sino un concepto más amplio y maravilloso: el Cristo son todos estos seres avatares, maestros ascendidos como Buda, Krishna, Jesús, Confucio. Y así cientos, miles de maestros ascendidos que han llegado a la tierra, y todos esos son el Cristo, porque moran en un plano, en un lugar, un espacio que es el plano del Cristo y que tiene además, un color, el color celeste turquí, y que ahora hay mucha gente a quien le fascina ese color turquesa

Le ponen a todo color turquesa. Llegué a esa escuela y era contra toda mi familia que me trataba de rara, de bruja, y me costó, pero yo sabía que este llamado espiritual no era de ahora. Era de siglos, yo sentía que lo traía de antes de nacer. Yo no entendía aún el concepto de la reencarnación. Pero además a mí me gustaban muchas cosas. Así fue como también estudié publicidad, y trabajaba en casa, en varios proyectos, pues yo no quería dejar a mis ojos con nanas u otras personas. Y uno de esos trabajos lo hice en el Hotel Hyatt, allí en ese lugar emblemático de la hotelería en Chile, llegué un día a un evento en donde la preparación de las mesas y los accesorios, además de la comida era maravillosa. Y yo me dije; eso es lo que yo quiero para mi vida. Así fue como estudié un año en el Culinary, con media beca porque era carísimo. Y así en las mañanas yo trabajaba para el Culinary  yendo a colegios explicando lo que era esta prestigiosa escuela de cocina, promoviéndola, y en las noches estudiaba. Ya egresada, Culinary te mandaba a distintas partes a hacer la práctica. Unos, los con más recursos, se iban a Paris, y yo con tres hijos y recursos escasos me fui a Las Condes, con una banquetera, me fui a hacer eventos y ahí no paré en todo el año, no paré más porque me pagaban muy bien.  Trabaje un año y luego me di un respiro. Luego de eso me fui a la televisión para entregar servicios de alimentación, que se llama catering. Y ahí me relacioné con el mundo televisivo y sus principales figuras. Pero yo seguía con mi tema espiritual, siempre de la mano con mi vida.

LLEGANDO A OVALLE

Eso hasta que a  mi marido le ofrecen un trabajo acá en Ovalle y me vine para acá. Dejé a mis dos hijos mayores en la universidad y me vine con el menor. Acá en Ovalle no conocía a nadie.  Y partí de cero.  No sabía dónde comprar pan, nada. Llegué cuando no había cafeterías, ni multitiendas, ni mall.  No había nada en esta ciudad. No había cine, no había teatro. Y me costó, me costó harto, de eso hace 17 años. Y acá me di cuenta que yo estaba en otra parada gastronómica, a años luz de lo que se hacía acá, y era muy complejo para mí. Por ejemplo, yo ofrecía menú de matrimonio o lo que fuera y la gente no lo entendía, no lo sabían leer, y tuve que entrar a traducir y explicar. Era muy desgastador. Y tuve que adaptar mi banquetería. Y me fui como chef al hotel Limarí, recién inaugurado. Desde ahí me llevaron a una cadena de hoteles a La Serena y al poco tiempo volví porque mi hijo chico, lo pasaba mal solo. Entonces empecé en Ovalle, agarré mi carpetita con lo que yo hacía. Partí a la Municipalidad, me contrataron en el CECA, me contrataron en varias partes, me contacté con diversas empresas. Y todo esto sin conocer a nadie. Y al poco andar, me ofrecieron clases de cocina. Le hice clases de cocina a Bienestar de la municipalidad, y actualmente todavía me piden clases de cocina. Esa fue una experiencia súper bonita. Y ahí ya no paré más de hacer clases: clases y eventos. Luego fui profesora en organismos técnicos, incluso a soldados. Estuve en Arica dos veces, en Coquimbo, en Andacollo, en muchos lugares. Y conocí realidades de todo tipo. Desde los chicos que estaban haciendo su servicio militar, agricultores, gente muy valiosa, personas con libertad vigilada, gente súper modesta, súper básica. Pero yo me declaro enamorada de la gente. Yo me subo a un bus y rápidamente hacemos conexión y en breve conozco la vida de esas personas que antes eran desconocidas para mí. Y eso se relaciona con las terapias que yo hago, pues sé tomar el hilo de la madeja que es cada ser humano al que trato. Tengo esa intuición, siento que nací con eso, de hacer la pregunta precisa. Y  así seguía con clases y eventos. Y seguía con mis estudios espirituales. Iba una vez al mes a Santiago, pero siempre formando parte de esta escuela espiritual. Y paralelo a ello empecé con otro tipo de conocimiento: empecé a estudiar Reiki, sanación reconectiva con otros maestros y así otras terapias holísticas, porque me dije que va a llegar el momento en que yo voy a poder hacer realidad mis sueños. Y siempre avanzando, así abro hace ya cuatro años en mi casa, en una parcela, un lugar que comenzó como escuela de cocina. Una cocina enorme. Una cocina así como de Máster Chef. Y allí llegaba gente, toda en auto, gente acomodada que podía pagarme bien,  y la verdad, una de las cosas que me prometí cuando estudié en el Culinary, fue hacer una escuela de cocina inclusiva, donde cualquier persona pudiera estudiar mis clases, que no sea porque no tiene dinero. Entonces ahí me surgió la necesidad de hacer una escuela de cocina, aunque fuera pequeñita. Y ahí postule a un proyecto de Sercotec y me lo gané. De hecho fui a París, Francia. Me fui a capacitar en cocina, me fui dos meses. Y desde París, me hicieron la entrevista, y me gané el primer fondo.

Y ahí arrende acá en donde estamos ahora en Espacio 100. Arreglamos la casa, que estaba horrible,  la pintamos, la transformamos en un espacio bonito y amable, pusimos plantas, y convertimos el lugar en un sitio donde diera gusto llegar. Compré maquinaria, partí con muy poquito. Y todo lo que es ahora la cafetería y la sala de ventas era en ese entonces una súper cocina, con una gran mesa, con todo equipado para 12 ó 14 personas, e hice muchas clases durante un año. Traje chef de otros lados, un chef italiano, uruguayo, argentino. Y con precios módicos y recibía también a algún alumno que no tenía cómo pagar. Siempre en mis clases había alguien que no pagaba. Hice en total 55 clases, lo sé porque llevó un cuaderno con toda la información pertinente. Había clases muy económicas y otras muy caras. Así ocurría cuando traía chef de afuera de Chile. Eran clases, eran experiencias de enseñanza práctica donde los alumnos aprendían a hacer masas italianas, el relleno, la pasta; tomaban vino, un aperitivo, se comían un postre. Era como venir a un evento y a aprender. Y en eso estaba cuando vino el estallido social y luego la pandemia, juntos. Y me veo acá con este espacio donde aún no teníamos la terraza. En eso, a mi hijo menor (que también había estudiado cocina y ya trabajaba en restaurantes de Ovalle) le dije por qué no me vienes a ayudar y trabajas conmigo. En estos momentos no tengo ni un peso, tengo apenas 45 mil pesos para partir, y por ahora no te puedo pagar un sueldo. Y en eso mi hija Ignacia, que es abogada, se hace instructora de yoga.  Y le digo que acá hay espacio como para que hagas tu sala. Y se entusiasmó, medimos y vimos que era un área donde cabía harta gente. En tanto yo seguía con mis clases y ella con tres o cuatro personas haciendo yoga. Y así partimos juntas, compartiendo gastos y haciendo comida como lasañas, tortas y otros platos. Y todo con Delivery, y con menús dirigidos según la época del año y la celebración que hubiese. Fue un año duro, duro, pero salimos adelante con pandemia y todo. Y seguíamos postulando a fondos concursables. Y mi hija se gana uno, y con eso compra una carpa grande que le permitió habilitar su salón de yoga con todo lo necesario para atender hasta 14 alumnos. Y con otro fondo que me gano yo, armo esta terraza con las sillas. En tanto seguimos haciendo cocteles, banquetería porque había que cubrir gastos de todo tipo. Y cuando salimos de la pandemia, yo dije que esto lo vamos a hacer como una pastelería, vamos a empezar a tener más productos y de a poquito esto que partió como escuela de cocina fue rotando en una pastelería.

Ya teníamos la terraza y podíamos recibir amigos y clientes, pero siempre con este signo de bienestar y pensando en cuándo voy a poder hacer mis terapias. Pero convencida que todo llega cuando debe llegar y no antes, esperé. Y seguí capacitándome: ahora estoy haciendo una maestría en neurociencia, para poder ayudar a la gente a auto sanarse. Y ya este año, me dije que ya iba a poner mi letrero de Reiki y de todas las terapias que yo imparto. Y lo hice además en redes sociales, en  Instagram, en el sitio de Espacio 100. Y transformamos este lugar en un sitio de bienestar en donde hay alimentación sana, yoga, terapias holísticas, es decir un espacio de sanación integral. Y lo bautizamos como Espacio 100, porque el 100 es un número en que todo cabe, 100 es como completo. Además el número 100 es de mis hijos, se vincula con su apellido que es Cienfuegos. Acá cabe todo, caben las terapias, cabe el yoga, caben las charlas de todo tipo: de tejidos, manualidades, talleres de mosaicos, cerámicas, hadas, duendes, plantas, huertos. Todos los aprendizajes son bienvenidos en Espacio 100.

TERAPIAS HOLÍSTICAS

Y ya a fines del año pasado parto yo con las terapias, nos dice Mónica. Lo afirma con gran convencimiento y pasión: Partimos con súper buena acogida. Y hago básicamente, nos enfatiza, tres tipos de terapia: una terapia es como sicología del alma, que diría es la más importante. Así, por ejemplo, hay gente que llega con algún inconveniente o enfermedad al colon, o tienen mucha angustia. Yo diría que en este minuto hay dos corrientes que son los problemas al estómago, que es puro miedo; y los problemas de angustia, que son por “vivir” en el futuro, no estar acá, no estoy en este presente. Y con estos dos tipos de problemas, yo diría que tengo una facultad increíble para entrar en la intimidad de las personas. De manera muy cordial y amorosa entro en su interior. Son personas que llegan con una gran angustia, una gran necesidad de verter su dolor, su pena. Y en verdad, la explicación es en la parte física de lo que les pasa, que tiene absoluta relación con las emociones que sienten en ese minuto, Es decir, nosotros nos enfermamos por las emociones. Cada emoción está relacionada con un centro energético, y ese centro energético está relacionado con un chakra. Por ejemplo, me duele la garganta y no puedo tragar, y tengo tos intensa, y soy alérgica. Y no, la verdad es que hay algo que yo no puedo decir, que me tiene tan ahogado, que no lo puedo expresar, y eso me va a traer daños a la garganta, a este chakra, que es uno de los más importantes, el chakra en que yo me valido, en que yo soy.  Cada órgano que tenemos está relacionado con un centro energético, y cada  emoción se va a algún órgano de mi cuerpo. Entonces, en base a eso, yo a las personas les digo: A ver, la parte espiritual, que pocos conocen, y que yo sí conozco al dedillo, es explicarle por qué uno tiene, por ejemplo, destinos forzosos. Porque hay personas que me dicen “yo tengo pésimo ojo para escoger pareja, siempre me estoy fijando en la persona equivocada, con parejas maltratadoras, abusadoras. Y yo les explico detalladamente el por qué les ocurre eso. Y entro en el alma de esta persona, y le voy explicando lo que nadie te explica en sicología, lo que nadie te explica en la vida real. Entonces en esta parte,  desde ese punto de vista, desde la sicología del alma es súper sanador comprender qué es lo que me pasa. No es que esa persona o yo estemos “pelando cables”, pasándonos rollos o fantasías: es que me pasan cosas que simplemente desconozco el motivo.

Luego vienen todas las terapias de energía que es el Reiki y la sanación reconectiva. El Reiki trabaja con las energías, es decir, yo canalizo una energía determinada, una energía amorosa. En esto hay toda una preparación anterior, en que uno pide la energía del universo, uno pide la energía de los seres de luz para poder irradiarlas a las personas. Pero yo, pese a que estudié casi todos los niveles del Reiki, descubrí en la sanación reconectiva que yo ya había nacido con esa capacidad. La sanación reconectiva no es otra cosa que la imposición de manos, y me di cuenta, reitero,  que yo había nacido con eso. Con esto que yo veía desde niña, esta capacidad que yo tenía en las manos y que era para sanar. Y lo utilizo para sanar, para sanar física y espiritualmente. La gente lo siente, la gente siente cosas, hay personas que se ponen a llorar, hay gente que ve colores. Todo esto en la camilla y en estado de meditación. La gente siente todo. La gente podría sanarse incluso de problemas médicos complejos. Y hay personas que se sanan a la primera y no vienen nunca más, otros requieren de más sesiones. Todo eso depende de cómo uno tenga sus chakras porque lo primero que yo hago es una evaluación de los mismos. Con un péndulo veo cómo están todos los centros energéticos y en base a eso percibo que tienen absoluta relación con lo que la persona me dijo. Hay personas que me dicen que tienen una angustia tremenda y yo pongo el péndulo justo en el corazón, y ese es el chakra más dañado. El péndulo me habla, y en base a eso hago esta sanación reconectiva, que no es más que canalizar de lo superior y voy paso a paso transmitiendo. Acá yo me entrego, acá hay cero mente, pido ayuda a mis maestros ascendidos, siempre a mi maestro Jesús, mi maestro por sobre todas las cosas y también a otros seres. Adoro a muchos seres que son de otras religiones, que son maestros ascendidos de otros lados, de ángeles y arcángeles. Pido ayuda al universo entero para ayudar a estas personas. Los maestros, ángeles y arcángeles son absolutamente confiables y están ahí para asistirnos, pero también existe el libre albedrío. Si uno no pide ayuda, esta no llega porque respetan nuestra voluntad. ¿Qué hace uno? Uno no pide ayuda. ¿Cuándo se acuerda uno de solicitar ayuda? Generalmente es cuando se está absolutamente mal, en el fondo del abismo. Pero yo insto a la gente a despertar su lado espiritual y a conectarse con su partícula. Cuando nos hacen la pregunta si estamos hoy listos para partir, para dejar este mundo, generalmente nadie lo está. Pero deberíamos estarlo porque somos almas haciendo una experiencia humana y no al revés. Estamos de paso. Venimos a este mundo, a este plano, a hacer un aprendizaje. Cuando me enfermo del cuerpo, que es lo último, es que vengo hace largo tiempo enfermándome desde lo más profundo que es el alma, desde mis emociones hasta llegar a lo físico. Entonces, cómo me sano. Y he aquí que el proceso tiene que ser de vuelta. Desde lo etéreo de lo físico hasta el alma. Y ese proceso puede durar poco o mucho tiempo. En lo astral no existe el tiempo, porque el tiempo es una apreciación humana. Cuando yo desencarno con esta inconsciencia es fome, quiere decir que esta vida, que es un regalo único, y yo me la farreé. No supe a lo que vine, no tuve idea, me entretuve haciendo cosas y no supe realmente que era una experiencia maravillosa. Era una oportunidad de hacer cosas, de aprender y no lo hice. Acaso hice plata, me fue regio y me entretuve. Así es más fácil que una persona sin tantas cosas materiales pueda conocer el lado espiritual. Es importante despertar a esta consciencia, pues caminamos dormidos sin saber hacia dónde vamos.

Aparte de estas dos terapias que yo hago, hay una tercera, que es maravillosa,  y que es la lectura de registros akáshicos. Los registros akáshicos son archivos de la memoria del alma.  Y esto sí que es maravilloso. Para ello basta saber el nombre completo de la persona, hay quienes trabajan con la fecha de nacimiento. Esta lectura permite conocer de ese archivo la vivencia de cada persona, sus actos, sus consecuencias. Y hay personas que tienen problemas con sus familiares y no saben con precisión cuándo inició el tema, y esta problemática les afecta profundamente en su vida diaria, no duermen bien, tienes problemas de angustia, de ansiedad, problemas físico variados.  Y yo me conecto con su alma, con el akash, que es la biblioteca de su vida, porque cada uno tiene su biblioteca o archivo con toda la vida, con todo lo que he hecho desde que nací como una partícula de vida. Y está todo, todo. Lo que hizo, en qué se ha equivocado, sus aciertos, sus acciones buenas y malas. ¿Qué pasa cuando yo me comunico con su alma? Yo lo hago escribiendo, y me dictan. Es como enchufarme. Es algo muy maravilloso, pues escribo en un idioma, en una manera de escribir que yo no hablo. Y el alma habla de una manera muy particular y muy amorosa. Y entonces, usted me dice: quiero preguntarle a mi alma qué hago para solucionar el problema. Y me dictan. Y yo, aparte de leérselo, o se lo mando en un audio, da lo mismo el medio, y es súper emotivo porque es su alma la que le está hablando. Y resuena en el corazón de uno de una manera muy profunda, porque son esas cosas que usted sabe, pero las tiene tan escondidas que, cuando afloran, la gran mayoría de la gente llora, se emociona mucho, mucho… Así personas que han sufrido traumas y abusos cuando niño o jóvenes les sirve de gran ayuda. Pero hay que entender que estos temas son muy difíciles para gente católica o de otro credo. Pero cuando uno comprende que toda la vida yo la elegí, que yo escogí mi diseño de vida, mi plan de vida. El plan del alma antes de nacer es igual que una bitácora, igual que una bitácora de vida, o un plan de estudio. Uno elige a sus padres, a sus hijos, elige a sus hermanos o hermanas.  Y cuando llegamos a esta vida ya está todo listo. Y así cuando sufro algún traspié severo en mi vida, es un karma que yo estoy pagando, pero por otro lado es una experiencia aunque no siempre karmática. Llego a este mundo para aprender de las buenas y malas vivencias, para superar esas etapas. Y si no las supero en esta vida, tendré que enfrentarlas de nuevo cuando reencarne.  Así asumo que no soy una víctima sino soy responsable de algo que me ocurrió y me dañó física y psicológicamente, pero no dañó mi alma. Y no es tan difícil que esto se entienda, especialmente en aquellas personas que han pasado por todo tipo de terapias y hasta medicamentos, donde estos ya no funcionan en el cerebro. Y como no es el cerebro lo que está enfermo sino el alma, podemos iniciar terapias para solucionar esa problemática. Y ahora, cómo sano el alma si no tengo herramientas ni conocimientos para ello. Para esos estoy yo en este lugar especial.

ESPACIO 100,  un recinto donde converge la sanación físico-espiritual con la práctica del Yoga y la alimentación sana. Un espacio de bienestar para todos, que les espera en Avenida Laura Pizarro N° 1635. Villa El Portal, ciudad de Ovalle. También se puede encontrar mediante redes sociales como Instagram y Facebook.  Su fono es: +56 9 8458 3016

 

 

No comments

leave a comment