No es propiedad, es familia: Un compromiso que va más allá de la ley
No son simples mascotas. Son compañeros silenciosos —y a veces no tanto— que esperan en la puerta, que curan la soledad con un movimiento de cola o un ronroneo, que nos enseñan día a día el amor incondicional en su forma más pura. Y cuando faltan, queda un vacío que duele, más aún cuando no hay dónde despedirlos dignamente.